Jesús lloró
Una noche Jesús meditabundo,
Con sus ojos tan grandes y tan tristes,
Entre las sombras contemplaba al mundo.
Y al contemplar la ingratitud humana,
Más negra que la noche,
más oscura que las mismas tinieblas
Suspiró con dolor, con amargura Y lloró,
lloró mucho… Lentamente Jesús abrió sus ojos,
Esos ojos tan grandes y tan tristes,
Que parecían llorar eternamente…
Y al contemplar la bóveda celeste
Semejante a un obscuro terciopelo…
¡Milagro!,
¡Había un cúmulo de estrellas en el cielo!