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“Vosotros también, estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Lucas 12:40.

En la calle, junto al hogar de un fariseo, Jesús anunció públicamente por primera ves que volvería a este mundo. Deseando preparar a sus discípulos para su muerte, resurrección y ascensión, los relató una historia, “Esté ceñida vuest5a cintura, y vuestras lámparas encendidas, Y vosotros sed semejantes a hombre que aguardan que su señor vuelva de la boda; para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. ¡Dichoso los siervos a quienes el Señor encuentre velando cuando él vuelva!” (Luc, 12:35-37). El siervo no cumple con su deber por miedo a que el amo regrese y lo juzgue, sino para completar su misión.

“Los que aguardan al Señor purifican su alma obedeciendo la verdad. Con la vigilancia combinan el trabajo ferviente. Por cuanto a saben que el Seño está a las puertas, su celo se vivifica par cooperar con los seres divinos y trabajar, para la salvación de las almas… Declaran la verdad que tiene aplicación especia a su tiempo. Como Enoc, Noe, Abrahán y Moisés declararon cada uno la verdad para su tiempo, así también los siervos de Cristo da ahora la amonestación especial par su generación”.1

Dios nos pedirá cintas del servicio para el cual nos preparó. Nos juzgará según el uso correcto que somos a nuestros talentos. Qué triste sería reconocer al final que nuestros talentos que no usamos, pudieron haberse usado con diligencia en la obra del Señor.

Por cuanto según ser humano sabe la hora de la separación del hijo del hombre, Cristo nos anima a estar siempre alerta. “Y aunque venga a la medianoche o a la madrugada, dichosos si los halla así” (Luc, 13:38). La segunda velada comienza desde las 9:00 p. m. Hasta la media noche, la tercera desde la media noche hasta las 3:00 a.m. las oras de las madrugadas hallaran a los que llevan las cargas de su señor haciendo fielmente su trabajo en el gran día del juicio aquellos que no han trabajado por Cristo los que se ha dejado llevar al garete sin cargar responsabilidades, pensando en sí mismos y agradándose así mismos, serán colocados por el juez de toda la tierra con aquellos que obraron el mal. Reciben la misma condenación”.2

“Entonces Pedro les dijo: ‘El Señor, ¿dices esta parábola a nosotros o también a todos?’” (Lucas 12:41) ¿qué nos parece?

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