La oveja perdida

La oveja perdida

Y él les contó esta parábola. “-Quién de vosotros, si tuviera cien ovejas Y perdiera una de ellas, no dejaría a las noventa y nueve en el campo, e iría a buscar la que se perdió, hasta encontrarla?” Lucas 15:3, 4.

Faltaban dos cortos meses para la crucifixión. Los arrogantes rabinos se quejaban de que los que más escuchaban a Jesús eran los publicanos y los pecadores. Si bien los rabinos se sentían incómodos en la presencia de Jesús, los pecadores y los publicanos parecían sentirse atraídos a él. “Encolerizaba a esos guardianes de la sociedad el que Aquel con quien estaban continuamente en disputa, pero cuya pureza de vida los aterrorizaba y condenaba, se juntara, con una simpatía tan visible, con los parias de la sociedad. No aprobaban sus métodos. Se consideraban a sí mismos como educados, refinados y preeminentemente religiosos; pero el ejemplo de Cristo presentaba al desnudo su egoísmo”.22 Era inevitable que los pecadores se sintieran atraídos a Jesús, porque él no los despreciaba.

Mirando en tomo suyo a los extensos terrenos de pastoreo al este del jordán, Jesús presentó la parábola de las noventa y nueve ovejas, para beneficio de los pastores y dueños de ovejas que estaban entre la multitud. “Como el pastor busca a su rebaño, el día que las ve esparcidas, así buscaré a mis ovejas, y las libraré de todos los lugares donde fueron esparcidas el día nublado y oscuro” (Eze. 34:12). “Si sólo hubiera habido un alma perdida, Cristo habría muerto por esa sola”.23 El Creador de hombres y mujeres los consideraba de valor inestimable.

Cristo buscó con paciencia perseverante a su oveja perdida. “La oveja que se ha descarriado del redil es la más impotente de todas las criaturas. El pastor debe buscarla, pues ella no puede encontrar el camino de regreso. Así también el alma que se ha apartado de Dios, es tan impotente como la oveja perdida, y si el amor divino no hubiera ido en su rescate, nunca habría encontrado su camino hacia Dios”.24 El éxito corona el resultado final de la parábola. También nosotros tenemos una obra que hacer por nuestros Familiares, iglesias y comunidades.

“Los que aman a Jesús amarán también a aquellos por los cuales Cristo murió. Si muchos de los pecadores que nos rodean hubiesen recibido la luz que nos ha bendecido a nosotros, se habrían regocijado en la verdad, y estarían más avanzados que los que han tenido larga experiencia y grandes ventajas. Tomemos a las ovejas perdidas como nuestra carga especial, y cuidemos las almas por las que tendremos que dar cuenta”.25

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