Los labradores malvados

Los labradores malvados

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Marcos 12:1. 

Jesús les dijo: “Oíd otra parábola: Un propietario [Dios] plantó una a viña [símbolo nacional de Israel], y la rodeó de una cerca [con su santa Ley]. Cavó en ella un lagar [el sistema de enseñanzas religiosas], edificó una torre [el templo], la arrendó a unos labradores [los sacerdotes y maestros], y se fue lejos. Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió a sus siervos [los profetas] a los labradores, para recibir su fruto [los frutos del carácter]. Pero los labradores tomaron a los siervos, y a uno lo hirieron, al otro lo mataron, y al otro lo apedrearon. El dueño envió a otros siervos, en mayor número que los primeros. E hicieron lo mismo con ellos. Al fin envió a su hijo [Jesús], pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero al ver al hijo, los labradores dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Matémoslo, y quedaremos con la herencia…’ [En esos mismos instantes, el Sanedrín estaba reunido, buscando la manera de matar a Jesús.] Cuando venga el señor de la viña, ¿qué hará a esos labradores?” (Mat. 21:33-40). Una vez más, los sacerdotes no se vieron reflejados en la parábola. “Respondieron: ‘Matará sin compasión a esos malvados, y rentará su viña a otros labradores que paguen el fruto a su tiempo”‘ (vers. 41). Con sus propias bocas pronunciaron la sentencia que recaería sobre ellos por el asesinato del Hijo de Dios.

La parábola de la viña tiene una lección para la iglesia de hoy. “Hay muchos cuyos nombres están en los libros de la iglesia, pero que no están bajo el dominio de Cristo. No hacen caso de sus instrucciones ni cumplen con su obra… No están haciendo un bien positivo; por lo tanto están realizando un daño incalculable”. El Señor desea que apreciemos el plan de redención. Por tener el elevado privilegio de ser llamados hijos de Dios, debiéramos gozarnos en las oportunidades de servicio que se nos presentan. “El alabar a Dios de todo corazón y con sinceridad, es un deber igual al de la oración”. Debemos ser fieles obreros en la viña del Señor, mostrando nuestra gratitud por sus bendiciones por medio de nuestros diezmos y ofrendas, y sirviéndole con nuestro ministerio personal en favor de los demás. Cada uno de nosotros debe trabajar por la salvación de su prójimo.

 

Dios tiene un lugar y una obra para todos. Toda la tierra es la viña del Señor

Entones Jesús empezó a hablarles en parábolas.

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