Publicanos y prostitutas
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“Muchos de los que habían aguardado ansiosamente el resultado de las preguntas de Jesús, serían finalmente sus discípulos, atraídos a él por sus palabras de aquel día lleno de acontecimientos. Nunca se desvanecería de sus mentes la escena ocurrida en el atrio del templo”. A continuación, Jesús les dijo una parábola. “Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero, y le dijo: ‘Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Y él respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió, y fue. Se acercó al otro, y le dijo de la misma manera. Y respondió: ‘Iré’. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?” (Mat. 21:28-3l). “En esta parábola el padre representa a Dios, la viña a la iglesia. Los dos hijos representan dos clases de personas. El hijo que rehusó obedecer la orden diciendo: ‘No quiero’, representaba a los que estaban viviendo en abierta trasgresión, que no hacían profesión de piedad, que abiertamente rehusaban ponerse bajo el yugo de la restricción y la obediencia que impone la ley de Dios… El carácter de los fariseos quedó revelado en el hijo que replicó: ‘Yo, señor, voy’, y no fue”. Los sacerdotes y fariseos no comprendieron la verdad que contenían las palabras de Cristo, pero respondieron por lógica. Él dijo que cumplió la voluntad del padre fue “el primero”, dijeron.
Jesús declaró: “Os aseguro que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios” (Mat. 21:31). “Muchos pretenden hoy día obedecer los mandamientos de Dios, pero no tienen en sus corazones el amor de Dios que fluye hacia otros. Cristo los llama a unirse con él en su obra por la salvación del mundo, pero ellos se contentan diciendo: Yo, señor, voy’. Pero no van. No cooperan con los que están realizando el servicio de Dios. Son perezosos… Una persona verdaderamente convertida no puede vivir una vida inútil y estéril. No es posible que vayamos al garete y lleguemos al cielo… Los que rehúsan cooperar con Dios en la tierra, no cooperarían con él en el cielo. No seria seguro llevarlos al cielo”.
El “seudo-cristiano” es el que profesa ser un hijo o hija de Dios, y sin embargo no cumple la voluntad divina. Sin acción, la profesión es inútil.
Jesús les dijo: “Os aseguro que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios”. Mareo 21:31.