Su Corazón Tembló
……………………………
Judas era el tesorero de los discípulos, y de su pequeño depósito había do secretamente para su propio uso, reduciendo así sus recursos a una escasa pitanza. Estaba ansioso de poner en su bolsa todo lo que pudiera obtener. A menudo había que sacar dinero de la bolsa para aliviar a los pobres; y cuando se compraba alguna cosa que judas no consideraba esencial, él solía decir: ¿Por qué se hace este despilfarro?”. Judas también fue el primero en quejarse de María. “¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos denarios, y se dio a los pobres? Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres; sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella” (Juan 12:5, 6).
María oyó las palabras de crítica. Su corazón temblaba en su interior. Temía que su hermana la reprendiera como derrochadora. El Maestro también podía considerarla impróvida. Estaba por ausentarse sin ser elogiada ni excusada, cuando oyó la voz de su Señor: ‘Dejadla, ¿por qué la fatigáis?’ Él vio que estaba turbada y apenada. Sabía que mediante este acto de servicio había expresado su gratitud por el perdón de sus pecados, e impartió alivio a su espíritu. Elevando su voz por encima del murmullo de censuras, dijo: ‘Buena obra me ha hecho; que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisierais les podréis hacer bien; mas a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”.
María aprovechó la oportunidad de derramar su amor sobre el Maestro mientras éste aún vivía. Su acto de amor lo fortaleció. “Y cuando él penetró en
las tinieblas de su gran prueba, llevó consigo el recuerdo de aquel acto, anticipo del amor que le tributarían para siempre aquellos que redimiera”. Todos necesitamos emular el ejemplo de María. Debemos hablar palabras de bondad y reconciliación ahora, sin esperar hallarnos junto a la tumba de quien hubiéramos querido honrar. Son aun menos los que aprecian lo que Cristo ha hecho por ellos.
“En el don de Jesús, Dios dio el cielo entero”. Muchos aplazan los dones de su devoción hasta que es demasiado tarde para ofrecer nada. ¡Tanto que nos ha concedido, y tan poco que nos pide!
Y a ella le dijo: “Tus pecados quedan perdonados”.
Lucas 7:48.