Yo tampoco os diré

Yo tampoco os diré

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El martes de mañana, Jesús volvió al templo para enseñar. Los sacerdotes y ancianos lo confrontaron, y le exigieron explicaciones: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te dio esta autoridad?” (Mat. 21:23). Era una pregunta que se les hacía a todos los que decían ser profetas de Dios. Nadie podía enseñar al pueblo sin permiso de los rabinos, a menos que fuera un verdadero profeta. En tal caso, los dirigentes esperaban que el profeta proveyera evidencias de su comisión divina. Los dirigentes religiosos le habían hecho la misma pregunta a Juan el Bautista hacía tan sólo tres años y medio (Juan l: 19). Ahora buscaban en la respuesta de Jesús algo que les permitiera condenarlo. Si decía venir de Dios, lo negarían. Jesús sabía que no iban a reconocer el carácter divino de su obra. Sabía que intentaban volver al pueblo contra él. Como resultado, evadió su pregunta y les hizo una a ellos, procedimiento aceptable en los debates rabínicos.

“Yo también os haré una pregunta. Si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?” (Mat. 21:24,25). Si procuraban explicarla misión de Juan el Bautista, se verían obligados a responder su propia pregunta. La médula de ambas preguntas involucraba su capacidad de evaluar las credenciales divinas. Formaron rápidamente un corrillo y conferenciaron entre sí. Estaban ante un dilema. Si respondían honradamente que el ministerio de Juan era del cielo, lo más probable era que Jesús les preguntara por qué no le habían creído a Juan cuando confesó que Jesús era el Mesías. Pero si decían que el ministerio de Juan era sólo humano, acarrearían sobre sí la ira del pueblo, que creía que Juan había sido un profeta de Dios.

“La multitud esperaba la decisión con intenso interés. Sabían que los sacerdotes habían profesado aceptar el ministerio de Juan, y esperaban que reconocieran sin reservas que era enviado de Dios. Pero después de consultarse secretamente, los sacerdotes decidieron no comprometerse. Simulando ignorancia, dijeron hipócritamente: ‘No sabemos’. ‘Ni yo os digo con qué autoridad hago esto’, dijo Jesús”.

 

¿Cuántas evidencias requerimos nosotros antes de reconocer que Cristo es el Mesías?

Cuando Jesús vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron mientes enseñaba. Mateo 21:23.

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