Devocional Valor monetario de un ser humano

Valor monetario de un ser humano

 
 
“The New York Times” publicó en una no muy reciente edición, “Los restos fósiles encontrados, de los aparentemente antepasados del hombre, podrían caber sobre la extensión de una mesa de billar; lo que constituye una plataforma muy pobre desde la cual tratar de penetrar la niebla de los últimos millones de años”.

Sin embargo, los científicos partidarios de la teoría de la evolución, siguen insistiendo y tratando de hacernos creer que nuestros antepasados han sido los monos, por lo cual cada vez que hurgamos en libros o museos sobre nuestros antecesores, nos encontramos con una serie de figuras simiescas.
Mínimas partes de algún tipo de antropoide, han sido halladas, a partir de las cuales se ha tratado de encontrar alguna transición hacia el hombre.

AEGYPTOPITHECUS, según el registro fósil, aparentemente fue un simio egipcio que vivió hace casi 30 millones de años y uno de nuestros antecesores. Igual teoría se teje en torno a RAMAPITHECUS, otro simio hallado en la India. También se encontró el denominado AUSTRALOPITHECUS, encontrado en el cono sur del África, el cual en su momento llegó a ser considerado como el verdadero antecesor del hombre; sin embargo, luego se pudo comprobar que su cráneo era tan diminuto, más que el de cualquier otro simio de aquella época; que le sería imposible albergar un cerebro de proporciones mucho mayores como el nuestro.

Nuestros verdaderos antecesores, sí fueron por ejemplo el hombre de Neandertal; llamado así por el pueblo del mismo nombre, ubicado a orillas del Río Dussel (Alemania) donde fue encontrado. Lo único lamentable es de que desde un principio se le pintó encorvado y con apariencia de mono, precisamente porque esta era la creencia que a través de los años se fue grabando en la mente de los historiadores. Años más tarde, al haberse encontrado muchos otros fósiles de la misma especie, se demostró que no era ni encorvado, ni mucho menos peludo y no difería mucho de nosotros mismos. Historia similar sucede con el hombre de CRO-MAGNON, hallado en el sur de Francia, perteneciente posiblemente a otra raza humana, (como las muchas que hoy existen)., el cual tampoco difiere mucho de la configuración del hombre actual. Esto nos demuestra que no hay realmente manera para creer que descendemos del mono. No existe el hecho demostrable de tal teoría. Subsiste sí, el enigma de cómo apareció la raza humana.

Hasta la fecha, ningún biólogo ha encontrado en los fósiles hallados, evidencia de evolución de una especie hacia otra. Hasta donde sabemos, todas las especies siguen siendo las mismas y ninguna de ellas ha sufrido alteración alguna de su estructura física, menos genética.

Todas estas nuevas dudas puestas de manifiesto al no encontrarse prueba fósil que demuestre cómo se inició la vida en nuestro planeta, ha llevado a muchos científicos a proponer que ésta tal vez se haya iniciado en el espacio sideral y luego llegado a la Tierra. Por lo menos hay suficiente evidencia como para creer en la existencia de vida en otros planetas. La duda es sobre la similitud o no con la raza humana.

Según el profesor alemán Hans Elasse, a la fecha, muchos hombres de ciencia consideran que la suposición de que somos los únicos seres inteligentes en el universo. “…es una ilusión“.

Lor Kelvin Of Larg, profesor en Glaslow (1824-1907) y eminente físico, decía que la vida apareció en las profundidades del universo en forma de esporas, las que luego llegaron a la Tierra junto con meteoritos. Estas se habrían desarrollado con la acción de la luz, lo que dió lugar así a los seres superiores.

Ya en de junio de 1972, la Associated Press de Washington, dio a publicidad un informe de la Comisión de Astronomía de la Academia Americana de Ciencias según el cual, los científicos habían recogido en los últimos 7 años precedentes a dicha fecha, indicios de que hacían probable la existencia de otros seres inteligentes en el universo.

El paleontólogo H. D. Pelug, profesor de la Universidad de Giesse, cree que la vida es más antigua que la misma Tierra, teoría desde la cual Eric von Danikese pregunta: “…será el caso que nuestro celeste planeta fue en una época preparado para la colonización mediante la diseminación de algas azules? Y si ese fuera el caso, “¿Quién desencadenó todo este proceso de transformación biológica con tal objetivo?” A este respecto, cabe recordar que el Dr. Carl Sagán, propuso precisamente hacer habitable el planeta Venus, mediante el proceso de enviar naves cargadas de cientos de toneladas de algas azuladas (Cyano Phyceae), las que se reproducen vertiginosamente y serían capaces de soportar las altas temperaturas existentes en dicho planeta. Estas algas tienen la capacidad de generar oxígeno, el que enriquecería la atmósfera y enfriaría la superficie, creando un lugar habitable. ¿Ciencia…?, o ¿Ficción…?

Los avances en cuanto a los estudios realizados en los vuelos espaciales, no han dado aún la idea concreta del lugar donde se inició la vida humana. Según la creencia religiosa y en algunos casos científicos, estos avances acaso evidencian la existencia de un GRAN CREADOR. ¿Fue acaso este Gran Creador o los llamados Dioses, seres extraterrestres?

En el libro “EVOLUTION FROM SPACE“, irónicamente sus autores confiesan reconocer que debió haber inteligencia para que se originara la vida, pero rechazan la existencia de un Creador.

¿Utilizaron esos Dioses o ese Gran Creador, los elementos diseminados en el espacio para la creación de vida. Los análisis hechos luego de los últimos vuelos espaciales, han demostrado la existencia de aminoácidos y combinaciones moleculares completas en la materia extraterrestre; además de hidrógeno, monóxido de carbono, amoniaco, agua, hidrógeno, cianuro, formaldehído, ácido fórmico, alcohol metílico e hidrocarburos. En las piedras lunares traídas por la tripulación del “APOLO XI“, se han encontrado dos aminoácidos constituyentes de las proteínas: glicina y alanina.

Son muchos los elementos que hacen posible la vida del hombre, pero el valor intrínseco de su cuerpo, es relativamente pobre: 45 litros de Agua. Materias Grasas con las que se podría fabricar apenas media docena de jabones. Carbón equivalente a 10,000 puntas de lápices. Fósforo como para 2,000 palitos o cerillos. Un poco de Cal, con lo que apenas se podría blanquear el techo de nuestro dormitorio. Un poco de Magnesio. Hierro por el valor de un clavo común y corriente y unos pocos gramos de Azufre.

Lo que Stephen W. Hawking también confirmó en 1970 conjuntamente con el físico y matemático británico Roger Penrose, fue que el universo ha tenido un principio, al que se ha denominado “BIG BANG” o gran explosión. Hawking mismo ha dicho: “Uno aun se podría imaginar que Dios creó el universo en el instante del BIG BANG, puesto que no tendría sentido suponer que el universo hubiese sido creado antes que él. Un universo en expansión, no excluye la existencia de un CREADOR, pero sí establece límites sobre cuándo éste pudo haber llevado a cabo su misión“.

John Glen, astronauta norteamericano; luego de uno de sus vuelos ínter espaciales, manifestó haberse percatado del orden que existe en el universo y que las galaxias se encontraban viajando en órbitas predeterminadas en relación de unas a otras y él mismo se preguntaba: “¿Pudiera todo esto simplemente haberse presentado porque sí? Fue un accidente que una acumulación de fruslerías y desechos, de pronto empezara a marchar en órbitas por propio impulso?“. El mismo respondería a su inquietud: “No puedo creer esto. Algún poder puso todo esto en órbita y lo mantiene allí“.

Está demostrado que en la inconmensurable extensión del universo como en la compleja maravilla del infinitesimal átomo, existen leyes físicas precisas. El hombre, ciñéndose estrictamente a ellas, ha podido enviar naves hacia el espacio exterior y otros planetas, e ir descifrando el también interesante campo de la energía nuclear.

La vida del hombre en sí, refiriéndose a todo el proceso físico orgánico, es extraordinario; como sorprendente es encontrar que los pequeños organismos unicelulares, también pueden obtener alimento, digerirlo, desechar lo innecesario, movilizarse en su medio ambiente, realizar su vida sexual y muchas otras actividades, sin contar con tejidos ni órganos, ni mente como el ser humano.

Aristóteles, no creía en la teoría de la Creación, pues no consideraba que el universo podría haber sido creado por intervención divina. Consideraba que la raza humana había existido siempre y por consiguiente, simplemente seguiría existiendo.

Inmanuel Kant en su obra “CRITICAS DE LA RAZON PURA“, publicada en el año 1871, argumentaba que existía evidencia para creer tanto en la tesis de un principio de universo, como de su existencia de siempre. La tesis y la antítesis, las antinomias o contradicciones de la razón pura como las llamó. Kant, en 1755 ya había propuesto su teoría del firmamento, en la que proponía la existencia de una inmensa nube de polvo y gas, turbulenta y fría. Los modernos telescopios, siguen mostrando nubes de polvo en remotos y obscuros rincones del espacio sideral.

San Agustín alguna vez diría que el tiempo nunca existió antes del universo. Este era sólo una propiedad del universo creada por Dios.

Como vemos, hay una búsqueda incesante sobre por qué estamos aquí y cuál realmente fue el principio de todo. Un anhelo de mayores conocimientos sobre la creación de la vida, que ha intrigado al hombre, desde que empezó a entender sus complejidades y maravillas.

Esa bóveda celeste a la luz de nuestro astro rey el Sol y totalmente negra a la luz de la Luna y las estrellas, recién este siglo ha podido empezar a descifrarse y encontrar algunas respuestas a las preguntas de las muchísimas que aún inquietan a los científicos; conocimiento que sin embargo no nos da aún ninguna luz sobre el origen del universo y por consiguiente de la Tierra, nuestro planeta.

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