Como un acto mágico fluiste del amor; eras entonces nada, mucho menos que un punto de alfiler, pero …. ¡cuánto te necesitaba! Con el tiempo creciste en el vientre de tu mamá y con tierno cuidado la protegí dándole mi afecto para que hasta ti llegara.

Cuando cada nervio, hueso, músculo y arteria de tu cuerpecito estuvo listo yo esperé impaciente tu nacimiento, fue el día más feliz de mi vida. Nada hará olvidar el instante en que te tomé por primera vez entre mis brazos y besé con ternura tu mejilla. Tampoco pasará de mi mente los desvelos junto a tu cuna, mis carreras a tu lado rumbo al hospital cuando enfermabas, el día en que por primera vez dijiste papá y los primeros pasos que ensayaste en el corral. Fui yo quien hacía que sonaran con dulzura los cuentos infantiles mientras el sillón se mecía esperando tu sueño; también fui quien te enseñó decenas de juegos infantiles y el principal maestro revelando cada por qué.

Con el tiempo dejaste de verme como tu padre y creíste que estaba algo pasado de moda, pero yo te seguí amando, siempre que hubo tormenta allí estaba yo, cada sueño tuyo era mi mayor deseo y cada castigo era mi mayor dolor.

Ahora el tiempo ha pasado y entiendes en carne propia con tus hijos, cuánto te he amado. No me olvides nunca, te necesito:

Narrador: En la presentación de las escenas que seguirán, quisiéramos que tomaran en cuenta dos simbolismos bíblicos elementales: el primero es el amor de
Dios hacia nosotros, ilustrado con el afecto de un padre; el segundo es el desarrollo de la vida del cristiano como un niño en su primera etapa, un adolescente cuando el primer amor se pierde y finalmente como cristiano maduro al rendirnos ante el Señor ¿en qué lugar te encuentras hoy? Veamos:

Escena I

(Entran tres muchachos)

Niño 1: Mi papá tiene una moto.

Niño 2: El mío tiene un carro.

Niño 1: Eso qué tiene que ver? La moto de mi papá es mejor.

Niño 3: Por qué discuten tanto? ¡Mi papá solo tiene una bicicleta pero es un bárbaro!

Niño 2: ¡Eh! Y ¿por qué?

Niño 3: Porque ……. sabe de todo y cuando sea grande quiero ser como él.

(Salen discutiendo)

Narrador: Así son los primeros años, el recién nacido admira grandemente a su padre, este constituye para él un héroe digno de imitar en todo; por eso, aunque de forma un tanto inmadura, de pequeños le defendemos a capa y espada estando dispuestos a hacer cualquier sacrificio por él. Si eres de este grupo escucha el consejo: Emplea sabiamente las energías del primer amor aprendiendo a los pies del Padre, escuchándolo y hablando con él; así, al pasar el tiempo no sucederán cosas como estas:

Escena II

Hijo: Creo que mi padre ya está “fuera de revoluciones”, él sigue pensando en el siglo XX y no se ha dado cuenta de que estamos en el XXI hace rato.

Joven 1: Al mío creo que le está fallando un cable, hace cada disparates que para que contarles.

Joven 3: El mío también chico; y además, es un pasmao, lo único que hace es trabajar comer y dormir.

(Siguen conversando en mímica mientras se van)

Narrador: Lamentablemente, algunos dejan morir así su primer amor y en la juventud creen saber más de lo que jamás volverán a saber en toda su vida; para ellos el consejo de papá ya no hace falta, otros ídolos ocupan su lugar en el corazón. La figura del líder del hogar es menospreciada y solo se acude a él para pedirle de lo que se necesita:

Escena III

Hijo: Viejo, dame dinero que voy a salir.

Padre: ¿A dónde piensas ir, si se puede saber?

Hijo: ¡Ahora si! ¿Te vas a poner tú como mi mamá? Ya yo soy un hombre compadre, dame el dinero anda.

Padre: Mira muchacho aunque estamos escasos de finanzas no me importaría apretar nuestra economía si fuera para tu bien; pero, últimamente has despilfarrado mucho y llevas un estilo cada día más próximo al del mundo. Eso no fue lo que te enseñamos de pequeño ………

Hijo: (Interrumpe) … Mira viejo por favor, estoy cansado de tus sermones, déjame hacer con mi vida lo que quiera así como tú hiciste con la tuya lo que quisiste o …. ¿ es que ya se te olvidó cuando eras joven? Mira, si me vas a dar el dinero dámelo ya que no tengo tiempo.

Padre: Está bien, aquí tienes, haz lo que quieras, eres libre.

Narrador: Y así el joven se apartó cada día más del Padre hasta irse completamente de casa para vivir a su antojo en el mundo. Poco a poco se corrompió más; de la discoteca al bar, del bar a la pipa, de la pipa a un contén donde el mal olor se mezcla con el aliento a alcohol de bodega. Recibió el engaño de mujeres, la traición de supuestos amigos, padeció enfermedades sexuales, fue detenido por escándalos y actividades ilegales …. ahora …. ahora ya nadie lo mira, ha perdido hasta su nombre, le llaman “el borracho”

Escena IV

Hombre 1: Se acabó la botella, pidan un poco de alcohol de bodega por ahí.

Hombre 2: ¿De nuevo alcohol de bodega sin colar? El médico me dijo que sigo tomando eso, lo menos que me puede pasar, es que no pueda ser padre mas nunca.

Hombre 1: ¿Que padre ni padre? ¿Tú no te has dado cuenta de que ya hace rato tú no sirves para nada, y que pa nosotros no hay más na? ¡Despierta borracho!

Hombre 2: No me digas borracho ….

Hijo: ¡Basta ya! Estoy abochornado de ser como soy, y ustedes tampoco se engañen, no tenemos por qué seguir siendo borrachos y gente sin hogar ¡claro que queremos ser padres! Y me pregunto si podremos ser como lo fueron los nuestros. A esta hora el mío está comiendo en casa, allí todo es limpio y tranquilo; hay problemas como en todas partes, pero papá se las ingenia para resolverlos de la mejor forma con todo cariño ¡qué gran hombre es! ¡si tan solo me permitiera volver a casa … !

Escena V

(Música de fondo) (Tocan a la puerta y el Padre abre)

Padre: ¡Qué extraño! Tocaron y no había nadie, voy a dejar la puerta abierta ….

Hijo: (Asomándose a la puerta) ¡Viejo!

Padre: ¡Hijito! (Corren y se abrazan)

Hijo: Viejo yo …..

Padre: (Interrumpe) No digas nada, no hace falta; he esperado mucho este momento, tengo ropas limpias para ti , el baño y la comida están preparados. No sabes cuánto te he extrañado. Gracias por venir hijo mío. (se van abrazados)

(Entran las Conclusiones y una Parte Especial de llamado)

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